Álvaro Guzmán de Lázaro en la graduación en Madrid

Discurso de graduación OMMA, de Álvaro Guzmán de Lázaro, director en inversiones de azValor, cerrando el acto el pasado viernes 8 de julio en Madrid:

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Buenas tardes,

Nunca me había llamado nadie para dar un discurso de graduación. Para dirigirse a gente joven recién galardonada con un título académico tan exigente como el que hoy recibís, normalmente se eligen personalidades destacadas, cuya trayectoria repleta de éxitos profesionales evoca una cierta sabiduría.

Yo no soy lo suficientemente sabio, y aunque con achaques varios, tampoco lo suficientemente viejo. Tampoco considero que haya acumulado éxitos increíbles, o por lo menos no como los de los protagonistas habituales en estos actos. Así que supongo que se habrán equivocado al elegirme, y tengo que confesaros que me alegro.

Y me alegro, porque lo que SÍ que he hecho desde muy joven, concretamente desde los 24 años, es dirigirme a alumnos aún más jóvenes, para transmitirles mi pasión por los mercados financieros y el value investing. Concretamente, en los últimos 17 años he compartido mis conocimientos con 640 alumnos. A algunos los he fichado cuando acabaron, a otros los he recomendado para trabajar en algún competidor, y con todos he disfrutado y de todos, repito de todos,  he aprendido algo.

Vosotros cerráis hoy un Máster muy exigente, lo sé porque he hablado con algún alumno de cada promoción desde la primera, y TODOS, SIN EXCEPCIÓN, me garantizan que la carga de trabajo es brutal, que no llegan, que les hubiera gustado profundizar más, pero que tuvieron que conformarse con estudiar para aprobar, porque no había más tiempo. Y yo os digo: Hoy empieza ese tiempo que os faltó en el Master.

Economía

En mi humilde opinión creo que habéis recibido una de las mejores formaciones en Economía a las que se puede acceder hoy en Europa. Porque el foco está en la Escuela Austriaca, que es la única capaz de explicar …correctamente… lo que sucede. Y porque los profesores dominan la materia como pocos en Europa. Habéis recibido un arsenal de conocimientos, y seguramente asimilado sólo una parte.

Si buscáis en la Economía una brújula para navegar por el mundo de la inversión en acciones, yo os invitaría a profundizar especialmente en los conceptos de estructura productiva de un país, el crédito en todas sus dimensiones, y el funcionamiento de la banca; además, os animo a que os familiaricéis con la praxeología como metodología para entender las cosas que pasan en el mundo. Esto se traduce concretamente en abordar cada suceso que queráis analizar con una pregunta: ¿¿qué intereses hay en juego??

Finalmente, me gustaría acabar hablando de vuestra parte de Economía con un aviso: siendo la mejor de las Escuelas de Economía (o la única, según se mire), el estudio de las teorías austríacas no garantiza el éxito en los mercados financieros. Permite entender las últimas causas de los acontecimientos, también permite anticipar de forma general las consecuencias de las decisiones políticas en un país, y ayuda mucho a entender el mundo que nos rodea, algo que es NECESARIO para quien quiera invertir bien. Pero siendo condición necesaria, no es suficiente. Hace falta complementarla con el análisis detallado de las empresas y el arte de su valoración…

Value Investing

¿Y qué os puedo decir del análisis y valoración de empresas? El value investing es a lo que me he dedicado los últimos 20 años de mi vida…. Desde que empecé con 21 años hasta ahora, en un resumen burdo, lo único que he hecho es lo siguiente: una empresa, y luego otra, y luego otra, y luego otra…hasta hoy.

He meditado qué consejos podría daros en este día especial para vosotros respecto al value investing.

Me salen los siguientes:

Para decidir si os dedicáis o no a ser inversores profesionales:

  1. No lo intentéis siquiera si no os gusta mucho. Porque requiere muchas horas, y tendréis competidores, a quienes SÍ les gusta, y que no tendrán noción de trabajar mientras leen, investigan, o reflexionan. Esos competidores resultan invencibles, porque nunca paran de leer y estudiar. Ellos hacen honor a la famosa frase: “coge un trabajo que te guste y nunca más trabajarás un día en toda tu vida”.
  2. No os echéis para atrás pensando que hace falta una inteligencia suprema. No es cierto. Es más, Buffet decía que si tu QI es de 170 puntos, regala 20 a alguien porque serás mejor inversor. Los tipos más listos no se conforman con problemas sencillos, y el value investing ideal consiste en comprar algo cuando es tan claro que hasta un niño lo entendería.

Para los que cumplan lo anterior, y por tanto se quieran dedicar a invertir, me gustaría empezar con dos consejos muy básicos, de corte casi “doméstico”:

  1. Conviene dominar la contabilidad, para que no te engañen con las cuentas. Si sucede, siempre podrás echarle la culpa al árbitro (auditor, CEO de la empresa, etc..) pero mi experiencia es que por esa vía se avanza poco. Charlie Munger siempre dice que no dominar la contabilidad y pretender invertir bien es como …” ir cojo a un concurso de patadas en el culo.”
  2. Es necesario dominar el inglés. Por lo menos a nivel de lectura y comprensión. Huelga la explicación aquí: todo lo interesante está en inglés.

Continúo con consejos que tienen que ver con el PROCESO inversor, quizás la parte más interesante en mi opinión:

1. Pensad por vosotros mismos:

Aprended a formaros opiniones propias, alejadas de la mayoría. Coged los datos fácticos claves del negocio, y de ahí tratad de ir a la valoración. Si os faltan esos datos, cambiad a otra empresa en las que os resulten más accesibles. Pero nunca, nunca jamás hagáis algo porque “todo el mundo lo está haciendo”. Es una receta para el desastre.

Este aspecto, de corte TEMPERAMENTAL, es otra de las condiciones ABSOLUTAMENTE NECESARIAS para invertir bien. Mirad este dato que os doy: si tomo las 5 mejores inversiones que he hecho en mi vida, y recuerdo a quiénes se las conté, todos estaban de acuerdo, todos veían el ángulo. Muy pocos, y en algunos casos ninguno se atrevieron a comprar, seguramente, porque las portadas de los periódicos alertaban, en ese momento, de desgracias económicas múltiples por venir. Con esto os quiero decir que desarrollar este temperamento quizás no sea tan fácil como suena…, que hay mucha gente muy lista que NO es capaz de ir contra-corriente, y que tenéis que ser honestos con vosotros mismos respecto a lo tremendamente importante que resulta no fallar en este aspecto digamos más temperamental de la inversión.

2. Evitad mirar muchas empresas superficialmente, y centraos mejor en mirar pocas, pero en profundidad.

Poneos el reto de ser los que mejor conozcáis esa empresa del mundo entero. Aunque no lo consigáis, este planteamiento abre horizontes que de otra manera no se abren.

Tened claro que el mercado os va a probar, seguro, con caídas en las cotizaciones de las empresas en cartera. Es en ese momento cuando conocer muy bien lo que se ha comprado ayuda a no titubear. Conocer bien los negocios es la única forma de sacar partido a la volatilidad de los mercados. Hay inversores que buscan fórmulas para precisamente lo contrario, evitar la volatilidad en los resultados, y lo entiendo, porque se trata de inversores que buscan satisfacer a unos clientes que a su vez aborrecen la volatilidad, sobre todo cuando es hacia abajo. Pero vosotros, si sois inversores, haced lo contrario: Amad la volatilidad, porque para quien tiene una idea de cuánto vale un negocio, los vaivenes de la cotización son una oportunidad.

Como no es fácil dominar la valoración de cientos de negocios, os recomiendo que os centréis al principio en unos pocos que o bien os interesen especialmente, o cuya industria conozcáis un poco por alguna razón personal.

3. Casi como corolario de lo anterior, no hagáis inversiones que os impidan dormir bien.

Cuando eso sucede, nuestro inconsciente nos está  indicando que nos falta el conocimiento necesario para aguantar una prueba del mercado, en forma de caída brusca de la cotización.

4. Tened Paciencia.

Para ello, pensad en un una acción como un trocito de una empresa que conocéis bien y que creéis que vale más,  tras haberla estudiado en profundidad. No penséis como muchos que una acción es una cifra que fluctúa en la aplicación de Bolsa de vuestro Smartphone.

Igual que no comprobaréis diariamente el precio de la casa que os compréis, no conviene mirar mucho las cotizaciones. Hay que verlas de vez en cuando, porque el mercado a veces se vuelve loco y ofrece oportunidades. Pero no varias veces al día, que es lo que hace la mayoría de la gente. Esto es esencial para cultivar una perla sin la cual el value investing no funciona: LA PACIENCIA y el énfasis en el largo plazo.

5. Huid como la peste de la información confidencial.

Ya lo dijo Buffet: “Give me enough inside information and I can go broke in a year”. En el mejor de los casos, si la información es buena, cuando os llegue a vosotros el Mercado ya lo habrá reflejado y estaréis comprando caro; si es un rumor falso, a la subida de la cotización seguirá un batacazo garantizado. Y si es buena y os llega antes que a nadie, estáis cometiendo un delito. Mi recomendación: no hagáis ni caso a toda información que alguien os quiera vender como confidencial.

6. Evitad el short-selling.

Esta práctica no es ilegal, y aunque tiene a veces mala fama, cumple a la perfección su papel de hacer más eficiente al mercado. Sin embargo, como vía para invertir, os lo desaconsejo: una acción puede permanecer cara o mal valorada mucho tiempo, especialmente si detrás hay un promotor con pulmón. Sin embargo, una acción comprada a buen precio cada año se abarata más, por el efecto del crecimiento del beneficio y la generación de cash flow. En este caso el tiempo siempre juega a favor de los buenos negocios bien comprados, algo que no ocurre en el mundo del short-selling. Si a pesar de ello vuestra inclinación natural es hacia el short-selling, centraos en el nicho de detección de negocios que son fraudes, pues ahí quizás el tiempo juegue un poquito más a vuestro favor

7. Aprended de los errores ajenos.

Esto os evitará cometerlos vosotros. Leed historias de fracasos empresariales, buscad errores comentados por gestores, haceos, en suma, una base de datos mental de “lo que no salió bien” con sus causas. Eso os ayudará.

Además de estas recomendaciones generales de proceso, me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones, ni siquiera consejos, sino reflexiones que nacen de la multiplicidad de situaciones a las que da lugar este mundo de la inversión.

1. En el camino inversor, os vas a dar cuenta de que hay tramos en los que se necesita una cierta arrogancia intelectual para llevar la contraria al consenso de mercado. Sin embargo, también se necesita exactamente lo contrario, una cierta humildad, que consiste en saber que te puedes equivocar. No resulta sencillo ser a la vez arrogante y humilde, pero conviene intentarlo.

2. Igualmente, habrá momentos en que os vendrá bien ser testarudos, y doblar una posición tras una caída del 50%. Aunque esa asertividad necesitará convivir con su antónimo, una cierta flexibilidad, para reaccionar cunado esa caída del 50% sencillamente refleje una realidad peor de la que descontabais para el negocio. No resulta sencillo ser a la vez testarudo y flexible, pero conviene intentarlo.

3. Os hará falta convicción para concentrar las inversiones en vuestras mejores ideas, porque son escasas las veces en las que el mercado se vuelve del todo loco, y hay que aprovecharlas. Pero tendréis que conciliar esa convicción con el sentido común y, a pesar de todo, diversificar un poco vuestra cartera. No resulta fácil casar la convicción extrema con el sentido común, pero conviene intentarlo.

4. El escepticismo es la castidad del intelecto, y un escepticismo sano que nace del pensamiento independiente ya hemos dicho que resulta fundamental. Pero tampoco conviene ser un “contrarían a ciegas” y limitarse a invertir mecánicamente en aquello que está fuera de consenso, porque el consenso, a veces, tiene razón. De nuevo, no resulta fácil combinar el escepticismo natural con la realidad de que a veces el consenso tiene razón, pero conviene intentarlo.

5. A la hora de juzgar el entorno, conviene tener un profundo respeto por las lecciones de la Historia, porque, aunque los hechos cambian, la Historia rima, y muchas veces hay corrientes que se repiten de forma aparentemente inexorable a través de los siglos. Sin embargo, no hay que olvidar que también con cierta frecuencia suceden cosas que nunca antes habían sucedido.

No resulta fácil dominar los hechos históricos manteniendo a la vez la mente abierta a lo totalmente novedoso, pero conviene intentarlo.

6. Invertir, y equivocarse de vez en cuando, son sinónimos. Ojalá tengáis la integridad necesaria para asumir vuestros errores, manteniendo un punto de fortaleza interna para arriesgaros a cometer más. No es fácil asumir el golpe a la confianza que supone una mala inversión y recuperarse al instante, pero conviene intentarlo.

Finalmente, y esto ya es un tema personal de cada uno, os ayudará el poneros en entredicho de vez en cuando para descubrir, con honestidad intelectual, cuando hubo suerte en una inversión y cuando destreza. No es fácil, pero conviene intentarlo.

Todos estos consejos y advertencias, estos “no es fácil” podrían desanimaros a emprender la aventura de convertiros en inversores. Pero dejadme que igualmente os muestre algunos de los tremendos atractivos que encierra:

1. El inversor apasionado acude cada día a trabajar al lugar de mayor fricción intelectual del mundo entero; un lugar donde suceden cosas emocionantes.

No pasan todos los días, pero sabes que pasarán con seguridad absoluta cada cierto tiempo. Yo en 20 años, que no es demasiado tiempo comparado con las leyendas del value investing, he vivido una crisis asiática, el colapso de Rusia, la quiebra del LTCM, el pinchazo de la burbuja puntocom y el de la burbuja inmobiliaria en España, el colapso de Lehman Brothers y recientemente el Brexit. Cada uno de esos episodios supuso una oportunidad de compra de buenos negocios a precios de saldo para el inversor que tuviera sus deberes hechos. Se me ocurren algunas otras profesiones tan emocionantes como ésta, pero no muchas…

2. El inversor apasionado no trabaja realmente

….porque buscar, investigar y profundizar en las empresas que considera atractivas,  se acaba convirtiendo en un hobby, y se divierte en lugar de trabajar.

Os contaré una anécdota del año 2000. Estaba yo un sábado de verano sobre las 2 de la tarde  en las oficinas de Banesto, donde era analista, mirando una empresa americana de petróleo que se había desplomado un 60% en un año. Sus ejecutivos estaban comprando todas las acciones que podían, pero la cotización seguía cayendo cada semana. Yo trataba de entender aquello para poder valorarlo, entendéis mi excitación. Recibí una llamada de alguien para quedar a tomar algo. Me preguntó cuánto me quedaba y le dije que un par de horas. Puse una de más, y quedamos a las 17h. Cuando terminé con mi empresa, miré el reloj. Eran las 20h30. Os juro que pensé que habían transcurrido dos horas, y que iba con cierto margen.

Si fuera el único mi caso, pero conozco a más gente que ha vivido esto. Se me siguen ocurriendo algunas profesiones donde no se tenga noción de trabajar mientras se trabaja, pero no muchas…

3. El inversor apasionado se convierte muy pronto en alguien independiente.

En este trabajo los pelotas no prosperan. Ni tu jefe te puede utilizar más allá de un cierto tiempo. Trabajas buscando conocimientos, y esos conocimientos te los llevas puestos. Trabajas para ti. Y aún hay algo más excitante:  cuanto más viejo eres, mejor. Más errores que no volverás a repetir, más modelos de negocio en la cabeza, más experiencia, en suma. Se me ocurren algunas otras profesiones donde el trabajador es independiente y a la vez mejor cuanto más viejo, pero no muchas…

4. El inversor apasionado suele obtener bastante buenas rentabilidades.

Los mejores que he conocido sacan 20 puntos más que la bolsa, que suele dar un 6% al año. Si lográis la mitad, que es perfectamente posible, sacaréis un 16% anual a vuestro dinero. Mirad cómo la octava maravilla del mundo, la capitalización compuesta, trabaja para vosotros: a esa tasa del 16%: si empezáis por ejemplo con 28 años y 10 mil Euros, cuando tengáis 65 años los habréis convertido en 2,5 M de EUR. Se me ocurren algunas profesiones donde se gana más, pero no muchas…

Y si tengo que encontrar una profesión que combine a la vez ser emocionante, tan divertida que uno no tenga ni noción de estar trabajando, que a la vez desde el principio le permita a uno ser independiente en el día a día, en la que se mejore cuanto más viejos seamos, y no al revés, y que además te pague bien a largo plazo, entonces, entonces sólo encuentro una profesión:  la de ser un inversor apasionado…

Aquí os han formado para serlo. ¡Aprovechadlo!!!

Finalmente, quisiera compartir con vosotros algo muy personal, casi íntimo. Lo diré en voz baja, por si acaso.  

No hagáis del Value Investing una religión…

Que nunca os haga sentiros superiores por muy bien que se os acabe dando. Porque no lo sois. Nadie es superior a nadie. Yo creo en Dios, percibo su amor incondicional, y eso cambia un aspecto de mi corazón de una forma que ninguna otra cosa puede lograr: la de sentirme querido INCONDICIONALMENTE.

Pero el Value investing no puede quereros. No lo sacrifiquéis todo por él, porque al final de la vida quizás os falte algo. (A lo mejor por eso los value investors más legendarios son tan vocales con lo de que no se quieren morir nunca….).

Más bien al contrario, utilizadlo, utilizad el value investing, disfrutad de él todo lo que podáis, y cuando tengáis éxito, que seguro que lo tendréis, saliendo de donde salís, pensad en cómo podéis devolverle a la vida ese regalo que os hizo el día en que decidisteis embarcaros en esta travesía. Ojalá para muchos hoy sea ESE DÍA.

Muchas gracias

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